El Cochrane en El Álamo, 2 de mayo

Con un poquito de retraso (disculpadme), os publicamos la crónica que preparó nuestro amigo Mario con motivo de la jornada que disfrutó el club en la pasada Feria Medieval de El Álamo ¿qué qué tiene que ver las ferias medievales con la ci-fi? … os remitimos a cierto capítulo de The Big Bang Theory Sonrisa 

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El pasado día 2 de mayo, aprovechando el día festivo en la Comunidad de Madrid, organizamos una visita a la Feria Medieval de la cercana localidad de El Álamo. Como ya sabéis, aunque somos principalmente un club de Star Trek, «le damos a todo» Guiño y ni siquiera nos limitamos a la ciencia-ficción, sino que cualquier cosa que nos parezca interesante es una buena ocasión para pasar un buen rato juntos.

Además, estos eventos de temática variada suelen ser muy atractivos para aquellos de nuestros amigos a los que nuestro interés principal les da más pereza. Corroborando esto, tuvimos un nutrido grupo de caras poco habituales o incluso nuevas.

Muchos de nosotros somos aficionados al cosplay, y un evento como este es una ocasión excelente para lucir atavíos acordes con la temática de la época. La práctica totalidad de nuestro grupo iba vestida de medieval, algunos más trabajados que otros. Si bien no éramos ni mucho menos los únicos, destacamos lo suficiente como para llamar la atención del público de la feria. Para demostrar que nunca se nos olvida nuestra afición principal, alguno decidió completar su caracterización con algún detalle de épocas futuras, ¿o es de una época hace mucho tiempo, en una galaxia muy, muy lejana…?

Y ya que mencionamos las armas: uno de los grandes atractivos de este tipo de ferias son los puestos de artesanía, y en nuestro grupo, el que más interés despertó fue el de las espadas. Varios miembros de la comitiva aprovecharon para completar, en algunos casos, o iniciar en otros, sus respectivas colecciones de armas blancas; y de paso, añadir un complemento fundamental a los trajes.

El plan era especialmente adecuado para traerse a la familia. Contamos con la compañía de varios hijos o sobrinos de miembros del club que añadieron más alegría y caos, si cabe, a la jornada. A mediodía aprovechamos para degustar las especialidades culinarias que ofrecían los puestos y bares de la feria; aunque, por dictado de la economía, triunfaron los bocadillos.

Este año la feria estaba más animada que de costumbre, con gran cantidad de pasacalles que ofrecían música, danza, o caracterizaciones de invasores bárbaros. Aprovechamos para hacer amistad con alguno de los grupos, quién sabe si surgirá una posible colaboración en el futuro. Uno de los grupos acarreaba un enorme dragón, que despertó la vena heroica de los más valientes y mejor armados de nuestra comitiva.

A media tarde nos retiramos cada cual a su morada, después de pasar un día divertido y diferente. ¡Os animamos a que os apuntéis el año que viene!
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¡Gracias Mario por la crónica y a Martha por las fotos!

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